Wall Street 1853

Wall Street 1853

lunes, 29 de febrero de 2016

Tenencia ilícita de almas

- Ya hace diez minutos que llegué, pero aún no me ha explicado por qué me han convocado.

- Teníamos mucho interés en hablar con usted, señor Badía. Su estancia en Praga no nos ha pasado desapercibida.
- La Universidad Karlova está repleta de gente brillante. Entre los miles de becados del programa Erasmus, ¿por qué yo?
- Oh, no sea modesto. Hemos seguido atentamente su trayectoria de los últimos seis meses, y es verdaderamente asombroso su aprovechamiento de esta experiencia.
- Me he esforzado. También en mi universidad he tenido siempre buenas notas. Soy un buen estudiante.
- Vaya, veo que ha olvidado pronto la modestia. Cursar las dieciséis materias de dos cuatrimestres en sólo uno, y obtener catorce matrículas de honor, es algo más que simplemente unas buenas notas. Sabe que en cursos anteriores no había llegado tan lejos.
- Ya le he dicho que he trabajado lo mío.
- No lo dudo, aunque habrá dispuesto de muy pocas horas, teniendo en cuenta lo apretado de su agenda.
- Procuro organizarme lo mejor que puedo.
- Estoy seguro, pero sus actividades apenas le han dejado un par de horas libres al día, y también tenía que comer. Ha sido visto cada semana con una estudiante diferente de Bohemia Mode, una de las mejores escuelas de modelos de Chequia. Usted, que en tres años no le había dirigido la palabra a una sola compañera de su Facultad, ni ha puesto el pie en ninguna fiesta, pública o privada.
- Es normal soltarse un poco el pelo cuando se está fuera de casa.
- También debe ser normal que alguien que no se ha calzado una zapatilla de deporte desde su última clase de educación física en el instituto se convierta en el tirador de florete revelación de la temporada de esgrima, ganando veintinueve de las treinta pruebas disputadas.
- Mens sana…pues corpore sano, ¿no? Ya me tocaba ponerme las pilas.
- Supongo que no se extrañaría de que el rácano Ministerio de Educación de su país ingresara en su cuenta 400.000€ para sus pequeños gastos en Praga.
- Es natural que se premie el talento.
- Claro. Y, por supuesto, parte del premio es ese contrato con la Universidad de Stanford para incorporarse al día siguiente de obtener su título, sin más líneas en su curriculum. Lo más natural.
- Veo que sigue sin explicarme el motivo de nuestra cita. En cambio, no para de hurgar en asuntos de índole privada que temo que no vienen al caso.
- Si me lo permite, señor Badía, quisiera hacerle una pregunta personal antes de pasar a otro asunto: ¿cómo le sienta a usted la cerveza?
- Eh, en fin…qué pregunta más extraña. La verdad es que no la había probado hasta llegar a su país. No sé cómo no la he bebido antes. Me encanta, paso ratos muy divertidos con unas buenas cervezas, aunque a la mañana siguiente me dejan aturdido y no recuerdo casi nada. Será la falta de costumbre.
- Eso me temía. Qué contrariedad.
- Y ahora quisiera saber por qué he sido llamado por una agencia de recobro de morosos. No tengo ninguna deuda ni con ustedes ni con nadie.
- Sí la tiene. Déjeme que se lo aclare. Este pasmoso cambio para mejor en su vida reciente, que continuará en la futura, no es consecuencia de sus méritos ni de sus esfuerzos. Necesita de, digamos, una ayuda adicional.
- Creo que no le sigo.
- Estamos capacitados para obrar ese prodigio, pero pedimos a cambio una retribución adecuada. Mire este documento. ¿Reconoce su firma?
- A ver. Sí, es la mía. ¿Cuándo he firmado esto? La fecha es de hace cinco meses.
- Efectivamente. Fue entonces, en una noche de apoteosis cervecera, cuando nos encontramos, le propuse nuestra oferta y la aceptó. Su intolerancia a la Pilsen le hizo olvidar lo sucedido al día siguiente, pero sepa que en sus faltas de memoria no hemos intervenido, porque siempre nos guía la máxima transparencia en nuestra actividad.
- No sé si lo he entendido. Señor…
- Fisto, Bartolomej Fisto.
- Señor Fisto, ¿qué les adeudo?
Conforme a lo estipulado en este acuerdo, dentro de dos días, cuando tome su avión de vuelta a casa, embarcará su maleta y su cuerpo. El resto de usted nos lo quedamos.

8 comentarios:

  1. Inquietante, azufrado, faústico. Qué cuidado hay que tener con los pactos postbirriáticos, por eso yo me he pasado al vino. Felicidades por tus cuentos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mis cuentos y yo brindaremos, con vino, por tu felicitación cuando se haya pasado el olor a azufre.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Nuestro departamento Extended Versions está trabajando en ello. Agradecemos su fidelidad.

      Eliminar
  3. Masnifico...zo verbo; soverbio.
    Lo breve; si bueno, dos veces breve.....y por tanto asi de bueno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Solam, por su generosa aportación. Nuestro Departamento de Aforismos Apócrifos ha tomado buena nota de su audaz sofisma.

      Eliminar
  4. Esta historia me ha encantado, me atrapó desde la foto y el final me ha sorprendido. Genial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sr. Biedma: deste el Departamento de Agradecimientos de Bartleby the Scrivener le expresamos nuestro reconocimiento por su gentileza, y le comunicamos que recibirá en su domicilio una foto conmemorativa de esta entrada dedicada por Bartolomej Fisto y espolvoreada con ántrax de nuestras cepas más selectas.

      Eliminar